domingo, 29 de marzo de 2009

Siguen los cambios

Estoy en época de cambio, no sé si para mejor o para peor, el caso es que no quiero hacerme ilusiones, pero puede que en breves trabaje muy cerquita de El.
¡Dios mio! a la pregunta quieres... Yo he contestado ¡Sí quiero!, ha sido una proposición muy decente trabajar en el despacho de al lado.
Ya os lo contaré si me dejan cambiar de puesto, ya que depende de Recursos Humanos.

martes, 10 de marzo de 2009

Buenos tiempos

Hoy he ido al funeral del padre de unos amigos y hemos recordado aquellos días felices de nuestra adolescencia, cuando no había más preocupación que sacar el curso, ya fuera en el colegio o después en la universidad.
Hemos estado contando anécdotas de aquellos años y me han recordado una que sucedió la primavera de hace 25 años y que paso a relatar.
Era nuestro primer año de Universidad, atrás quedaba el colegio en el que habíamos estudiado B.U.P Y C.O.U, que al fin y al cabo era lo que se estudiaba entonces. Todos nosotros nos conocimos en el colegio el primer año de B.U.P y aunque escogimos especialidades diferentes, unos a letras puras como yo, otros mixtas, otros ciencias puras...Nunca dejamos de ser amigos y salir todos los fines de semana juntos.
En estas estábamos, ya en la Uni, cuando como todas las primaveras, organizamos una fiesta en el chalecito de mi hoy cuñada.
Como es normal había que comprar los víveres para la misma. Alcohol de todo tipo (incluso de esas botellas extrañas que nadie bebe y que se quedan siglos los bares de las casas), patatas fritas, ganchitos, pan de molde, embutidos y un sin fin de provisiones.
En todos o casi todos los grupos existe ese amigo que se compromete a echar una mano y que no aparece sea por el motivo que sea. En nuestro grupo lo teníamos corregido y aumentado. El caso es que Enrique, hoy hombre respetable, formal y padre de cuatro hijos, era nuestro "Capitán Araña" particular, se comprometió a traer el coche de su padre para llevar los bártulos de la tienda tipo Carrefour hasta el chalecito. Tras 2 horas de espera y una caja llena de víveres el tipo no apareció, con lo que mi cuñado Adolfo y yo decidimos transportar dicha caja hasta casa del individuo.
Ya en la calle y con el cajón de más de "mil kilos" a cuestas, Adolfo se dio cuenta que la caja se abría por debajo con lo que me grito ¡SUJETAME EL CULO!.
NUNCA Y DIGO NUNCA, especificó que culo, si el de la caja o el de él, con lo que la estampa fue la siguiente: El echado hacia atrás para que no se le cayese la caja y yo con mis dos manos pegadas a sus nalgas sujetando aquello que me había pedido, a su vez los padres de nuestros amigos (por que siempre que pasan estas cosas te encuentras a todo el mundo) mirando.
Él no dijo nada y siguió andando y yo agachada tras el con mis manitas en sus posaderas, hasta que llegamos a la siguiente esquina y se medio volvió y en tono educado me dijo "¡COÑO! EL MIO NO, EL DE LA CAJA", yo entonces cambié de sitio mis manos y seguimos andando como si tal cosa. Todo esto por una de las calles más transitadas de mi augusta ciudad.

domingo, 8 de marzo de 2009

Falta de ideas

Me gusta escribir, pero a veces no se de que hacerlo, es más no sé que contar...
No me gusta dar demasiados datos sobre mi vida con lo que la primera idea queda descartada, quería contar el vestido de novia de mi hermana, ESPECTACULAR... Más aún los complementos, los zapatos de color fuerte y rojo... de furcia Alfonso, ¿Será de familia?.
Después recibí un correo de una lectora, en el que me contaba cosas de su historia... Dices que tu historia es fuerte, solo decirte lo siguiente a El mi jefa, a partir de ahora Emi, le llama "Mi señorito" y eso que no sabe nuestra historia.
El a Emi le dice "Mi secretaria" y cuando hablan ambos de mi lo hacen de "Mari Puri" y sus inventos...
Cuando hablo yo con Emi de El a veces se me escapa lo de "Mi chico" en vez de "Mi señorito", aquí haré un inciso, El y Emi trabajaron hace 20 años juntos, en aquel entonces tenían un jefe muy pesado al que llamaban "Mi señorito".
Como El es un rato pesado con sus llamadas, Emi lo llama como llamaban a su jefe, más aún cuando mi teléfono es el único que "recupera" mi jefa no pierda alguna llamada importante, con lo que ella se ve obligada a pasarme todos los mensajes de El (de ahí lo de mi secretaria).
Yo además he delegado en ella la gestión de mis clases con El. A principio de semana le digo a Emi, si llama El, dile que la clase la podemos dar el lunes, miércoles o jueves de tal a tal hora, si es para tomar café solo puedo mañana, y si lo que quiere es algo del ordenador, que suba a informática.
Emi se suele morir de risa, pero cumple con mis recados y eso que es ella mi jefa.
Imaginar el cacao mental que llego a tener, sobre todo cuando se me escapa algo que puede dar a entender nuestra intimidad, afortunadamente suelo salir airosa de estos trances.
Y esto es sólo en el trabajo, mi ciudad es un pueblo y parte de su familia es de mi circulo de amistades y si no de alguno de mis hermanos, es más su mujer y una de mis hermanas trabajan juntas.
A veces estoy por mandarlo todo a hacer puñetas y que sea lo que Dios quiera.

viernes, 6 de marzo de 2009

Sentido de la propiedad

Como ya comenté, todo cambia, yo estoy un poquito o un muchito más fría. Como consecuencia de ello, El ha decidido pagarme con la misma moneda, o al menos intentarlo, una vez que yo accedo a sus requerimientos llamémoslos "amorosos" y tras haber pasado un rato juntos, se marcha sin despedirse... Ahora bien yo ya no me corto, "¿Me darás un beso o no?" "Si, si, como tu digas".´- Responde cabizbajo... Por que una cosa le tiene que quedar claro: Mientras yo siga en su vida, sus besos son mios.