Suegra.

Mi madre, Clotilde Recesvinto, ha sufrido un grave percance, y es que mientras su hija estaba en la sala de partos a ella se le rompió un puente, con lo que al sufrimiento lógico que ver sufrir a su hija, aunque fuera por un buen motivo, hay que sumarle el de pasar por el odontólogo y además del dolor lógico debido al percance, sumarle el sufrimiento monetario de dicha intervención odontológica y los posteriores implantes.
El caso es que a mi madre tras el trasteo bucal, le ha salido un moretón o cardenal en la mandíbula inferior, como ésta, mi augusta madre, es una mujer de reuniones sociales, le da cierto reparo salir a la calle con semejante cara, con lo que ha decidido maquillarse.
Este fue su proceso:
Primero maquilló solamente la parte amoratada, al ser ella como yo, sumamente descolorida, le quedaba una gran mancha naranja que en absoluto disimulaba el moretón.
Posteriormente pasó a maquillar el rostro entero, cual puerta por supuesto, pues tras poner todo su rostro de un color realmente indescriptible, se echose polvos traslucidos, quedando su rostro acartonado, para pasar a maquillarse los ojos al mismo nivel y posteriormente los labios color fucsia (totalmente furcia)... Pareciendo una una "egregia dama romana", "mujer menesterosa", meretriz o cortesana, de cierta edad, bueno de edad avanzada...
Por último le pidió ayuda a mi cuñada, ya que de sus hijas no se debe de fiar,  y ésta paso a maquillar dicho moretón, bueno mejor dicho pasó a maquillar la cara del mismo color que el moretón difuminando los bordes del mismo, con colores verdes, amarillos, morados, violáceos. Por supuesto y dado que mi madre es de la opinión de que a las nueras hay que ganárselas todos los días porque si no pierdes al hijo, marchose toda ufana a la calle con la cara aún más amoratada. Mi cuñada dice que quiere mucho a mi madre pero ayer parecía que la odiase profundamente.
Por supuesto todas al unísono dijimos ¡Que mona!, una vez salió de casa expresamos nuestra sincera opinión entre risas, por supuesto de la juerga participaba mi cuñada, la cual se justificaba "Como no decís nada..."