Para alguien muy especial...
Como en un sueño, la Sirenita, sujetando el puñal, se
dirigió hacia el camarote de los esposos. Mas cuando vio el semblante del
príncipe durmiendo, le dio un beso furtivo y subió de nuevo a cubierta. Cuando
ya amanecía, arrojó el arma al mar, dirigió una última mirada al mundo que
dejaba y se lanzó entre las olas, dispuesta a desaparecer y volverse espuma.
Cuando el sol despuntaba en el horizonte, lanzó un rayo
amarillento sobre el mar y, la Sirenita, desde las aguas heladas, se volvió para
ver la luz por última vez...
Hay amores que, pese a las dificultades, acaban con un "fueron felices y comieron perdices"; y hay amores, aún mayores y más espléndidos, que acaban con un "sé feliz, aunque no conmigo".
Creo que no hay mayor demostración de amor, aunque sea una crueldad para con uno mismo.
ResponderEliminarVoy buscando diablillo...
Un beso
Pero cuánto dolor se lleva la parte buena, snif :(
ResponderEliminarEl sol sale todos los dias y para todos.
ResponderEliminarLo que hay que hacer es salir a verle y no esconderse.
Como es un cuento, Andersen terminó dandole una reconpensa por su buena acción, pero sigo viendo esa imagen que grabé a fuego en mi cabeza y en mi corazón, la Sirena en la roca a la entrada del puerto, mirando el mar.
ResponderEliminarEl final me ha dejado un regusto extraño... ¡es tan bonito!
ResponderEliminarSé feliz, aunque no conmigo.
¿Habrá mayor demostración de amor que esa?
me encanta esta historia tan fantástica!... me encanta!
ResponderEliminarbiquiños,
Aunque las sirenas reales son menos sentimentales, me temo.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Juan Antonio, pero no he encontrado en mi camino ninguna sirena, si acaso Aldabra, pero ninguna más.
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