jueves, 6 de junio de 2013

Ayuda a domicilio.

No sé como contar esto, creo que se me da mejor contar cosas que me pasan a mi, mis sentimientos, mi vida, mi familia. Pero contar lo que le pasa a alguien me resulta costoso, no sé ni por donde empezar.
Empezaré presentando al sujeto, es un compañero, en tiempos fue el mejor amigo de mi ex, pero el trabajo y la vida los separó.
Es un buen hombre, pero tiene cierta atracción por todas las "locas" que se cruzan en su camino, y en ello está.
No es atractivo, ni alto, ni culto, es un hombre muy gris, creo que un poco acomplejado. El caso es que no hace ni una semana se me echo a llorar contándome una historia de amor y celos, de su amor y de sus celos.
Vive obsesionado desde hace 15 años por una mujer que para él "super" para mi un tanto hortera, sin ofender a nadie de aspecto "poligonero". Él le ha conocido todos sus novios, los cuales le han dejado uno tras otro, pero él siempre estaba allí. Ella iba y venía y siempre se refugiaba en sus brazos cuando las cosas le iban mal, en sus brazos, en su casa y con su dinero.
Él por su parte, ha tenido sus historias pero todas con gente de parecido perfil sicológico... "Mentirosas convulsivas" y un tanto "locas"
Todos medimos a la gente por nuestro propio rasero y quizá él me parezca gris y ella poco para él,
y yo ando aconsejándolo y diciéndole  "pasa de ella", "no te creas lo que te dice"...
Y todo me ha hecho pensar que el amor obtura nuestros sentidos, nos pone una venda en los ojos y todas las mentiras, todos los hechos increíbles contados por ellas (incluyo a otra loca que le contó una historia inverosímil, sobre un embarazo y un niño que murió a las pocas horas cuya paternidad le endilgó, niño que nunca vio nadie y que no existe en ningún registro) o por ellos, a nuestros ojos enamorados nos resulta absolutamente creíbles y dentro de la normalidad, y que debemos parecer a los cuerdos que nos escuchan, leen y padecen personas tontas, muy tontas, como hoy me lo parece este hombre.  

10 comentarios:

  1. Y sólo nos damos cuenta cuando pasa el tiempo y la historia se acaba. Porque mientras estamos ahí, todos se dan cuenta de cómo es la persona, menos los que vivimos esa historia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este personaje no se da cuenta ni cuando acaba la historia, porque sigue diciendo que es verdad... ja,ja,ja... Pero tienes razón, yo me he dado cuenta de lo tonta que he sido siempre al final... Como dice esa frase, que a mi me encanta: "El amor es como Don Quijote, sólo recupera su cordura para morir"

      Eliminar
  2. Pobre tonto ¿verdad? Pero nos convertimos en ciegos, sordos, mudos y un poco oligofrénicos. Supongo que si se pudiera controlar el mundo nunca sería lo que es. Porque enamorarse es totalmente absurdo, molesto, confuso y doloroso ¡y aún así no dejamos de hacerlo!
    Equivocados o no, no existe remedio.
    Un beso, Ana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Imagino que tiene que ver también con la autoestima, te crees inferior y tragas con todo... No sé, pero es preocupante.

      Eliminar
  3. Quien dijo aquello de que el amor es ciego...?? Y sordo y mudo y un poquito gilipollas tb ;P

    Buenos dias Ana!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo último sobre todo... Yo lo digo mucho "estoy agilipollada"

      Eliminar
  4. Es un poco difícil, sí, saber a qué carta quedarse ante un caso como éste. A mí me resulta sorprendente porque me parece más propio de tiempos adolescentes que de madurez. Entiendo la fuerza de la atracción y de lo sentimientos, pero me resulta complicado de entender que la experiencia ... y los palos (sobre todo éstos) no hagan que la persona cambie sus perspectivas y sus estrategias. Todos somos como somos y tenemos unas tendencias de base más o menos fijas, pero no me parece normal que las convirtamos en un reflejo pauloviano del que no sepamos escapar.
    En todo caso el problema es suyo y por mucho que quieras ayudar, el margen de acción es escaso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Realmente Euclides, a mi me pone nerviosa el tema, ¿Como un hombre de más de 50, puede creerse la sarta de mentiras que le cuentan?. Me imagino que en ello tendrá mucho que ver la habilidad de estas señoras, a la hora de relatar sus fantásticas historias.

      Eliminar
    2. No te obsesiones, Ana.
      El problema (insoluble) es de él y escapa a la capacidad que puedas tener de enderezarlo. Él mismo escoge esa extraña (por extemporánea, son 50 que no 15 años los que tiene) ceguera. Ten árnica, mercromina o pomada para las heridas del alma que se haga. Es todo lo que puedes hacer porque no lo disuadirás de ver las cosas con los ojos de esa particular locura. Y si le insistes a lo mejor aún se enfada.

      Eliminar
  5. No es el amor, es la imperiosa necesidad de no estar solo.

    ResponderEliminar