jueves, 18 de octubre de 2012

El Colchón


La familia Recesvinto proviene de una capital de provincia pequeña y fría cuyos miembros, los de la familia, fueron abandonando dicha ciudad paulatinamente. Los últimos en abandonarla fueron dos tías abuelas mías, las trajimos a vivir con nosotros a una casa mucho más adecuada a su edad con ascensor y calefacción,  y así evitar las cuatro plantas que una de ellas tenía que subir y bajar, si quería ver algo más que su augusta casa y dejar de sufrir los rigores del frío invernal.
En verano todos acudíamos al solar familiar, con lo que hubo que habilitar una casa y adecuarla a la edad de las dos tías. Para ello en una de las casas solariegas de la familia, se habilitó en la planta baja dos habitaciones para ellas, hubo que  hacer reformas, pues llevaba 30 años vacía y cerrada y comprar camas y colchones nuevos.
Como las camas existentes en la casa, eran de esas de somieres de muelles, y los nuevos iban a tardar algún tiempo, a mi tía Maruja se le ocurrió la solución, se deshacen los colchones de lana y se hacen  más finos, de modo que sirvieran como guarda colchón mientras llegaban los nuevos somieres, ya que los colchones los traían de una ciudad cercana y llegaron a la vez que la caravana familiar, pero los somieres debían de venir desde el otro lado del mar y a nado, digo yo por lo que tardaron.
Hasta ahí sería de lo más normal, pero esto supuso un grave inconveniente, no sé si habéis visto las camas antiguas, si no ha sido así, os diré que son excesivamente altas, si a eso le añades el salva colchón "ese" que inventó mi tía Maruja y el colchón de muelles, la altura de la cama se hacía para todos "un mundo" pero para mi tía Pilar, una de las hermanas de mi abuelo era aquello insuperable, con lo que todas las noches había que ponerle un escabel para que se subiera y una vez ahí, empujarla del culete para que pudiera subir a la cama.
Ayer tras una semana de espera y un mes de insistencia por parte de mi madre para que cambiara de colchón (sera que si cambias de compañero, amante, marido o novio tienes que cambiar de cama o por lo menos de colchón), por fin, me trajeron uno nuevo, mi cama tiene un somier de laminas de una altura yo creía que normal, y sobre ese somier se colocó el colchón de marras, un colchón que así, a ojo de buen cubero, aseguraría que tiene unos 20 cm si no es más, con lo que a la hora de acostarme pasé a casa de mis padres e invité a mi madre a que me acompañara, tras subirme a una banqueta le dije a mi augusta madre ¡Ala, ahora me empujas del culo como a la tía Pilar y esto vienes a hacerlo todos los días!
El problema va ha ser el día que a media noche tenga que bajar de la misma, porque me veo durmiendo en el suelo noche sí, noche no.

3 comentarios:

  1. Es cierto, el mobiliario antiguo presenta características que parecen pensadas para jorobar al usuario más que para su disfrute. La altura de muchas camas es un ejemplo, efectivamente, y las dimensiones de la lencería antigua (de cama) también da que pensar muchas veces, por lo extrañamente escaso de las medidas y los problemas que plantea.

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  2. Bueno asi haces ejercicio sin quererlo, jajaja

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  3. Tendrás que comprarte una escalera para poder irte a dormir, :-D

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