domingo, 23 de septiembre de 2012

Domingo 23 de septiembre

Voy pegada al móvil, hoy me tiene que llamar, hoy mi amigo el que se fue muy lejos tiene que llamarme, le toca llamarme a él.
Hace año y medio cuando se marchó me dejó muy huérfana, nos reíamos mucho y nos contábamos todo, hacíamos viajes juntos a ver y a escuchar esas cosas que solo a nosotros dos nos interesaban.
La verdad es que hubo un tercero, un hombre de 80 años, que sentía verdadera predilección por nosotros dos, siempre dijo que llegaríamos lejos, la frase exacta con la que me martilleaba era "Ana, siempre hemos sabido que de ti se esperan grandes cosas", pero él nos dejó antes, una mañana de octubre de hace 3 años me llamó su familiar más directo para decirme "ha muerto". Estaba mayor, no podía andar y lo iban a llevar a una residencia, yo me ofrecí a cuidarlo para que no lo hiciesen pero la decisión estaba tomada, la noche en que se lo comunicaron murió, él no podía dejar su casa, el que había sido durante 50 años su hogar, el lugar donde había sido feliz, rodeado de jóvenes que lo venerábamos y admirábamos, porque una vez tuvimos 15 años y él estuvo con nosotros apoyándonos y perdonando nuestras faltas, defendiéndonos ante el mundo.
La verdad es que conmigo tuvo poca vista porque no creo haber hecho grandes cosas en esta vida, pero con mi amigo sí.
Mi amigo ha llegado lejos y llegará más lejos aún, será conocido por los que hoy desconocen su existencia y entonces yo podré decir: "Es mi amigo y lo seguirá siendo".
Son las 2 de la mañana al otro lado del mundo y aún estará durmiendo, cuando se levante me llamará y yo le diré: ¡Cuanto te echo de menos!

4 comentarios:

  1. Evocas la figura del maestro, en su función más elevada, la de hacernos creer en nosotros y en nuestro destino.
    No creo que se haya equivocado contigo. Simplemente no siempre nuestro destino se puede cumplir, sea por decisiones que nosotros mismos tomamos, sea porque en el momento decisivo, en el que la moneda cae al suelo, sale cruz en lugar de cara.
    Y creo que es lo que te sucedió a tí, y no fue la diosa Fortuna la causa, sino alguien más terrenal, ¿no?

    ResponderEliminar
  2. una amistad que resite los kilómetros distantes.

    ¡¡bonito!!

    biquiños,

    ResponderEliminar
  3. Euclides has dado en el clavo en todo.
    Aldabra, será por siempre y para siempre mi amigo aunque nos separe una vida y un destino.
    Euclides hace referencia a una moneda, somos las dos caras de una moneda, posiblemente y a pesar de sus renuncias el sea la cara y yo la cruz.

    ResponderEliminar
  4. La omisión de la amistad no era premeditada. Simplemente, la figura del viejo "maestro" me pareció clave. No dejo pues de admirar que esa amistad profunda se mantenga inalterable en las circunstancias y la distancia.
    Pero pensando en tí, aunque te veas como cruz de la moneda, sigue mirándote con los ojos del maestro desaparecido. No se engañaba en tu valía.

    ResponderEliminar