La primera vez

Empezaré a recordar la primera vez que nos acostamos…
Recuerdo que todo empezó de una manera bastante inocente pero durante la última semana me calentó mucho, también recuerdo que fui yo la que decidí lanzarme, al fin y al cabo, una semana antes me había recriminado el hecho de que siempre me quedará al otro lado de la barrera, tenía mis razones y las sigo teniendo para ser una espectadora y no una actor, con lo que decidí dar el paso que más me ha costado en esta vida, decir algo que ni en el mejor de mis sueños habría imaginado. La frase creo que fue algo como “quiero estar contigo” ahora las suyas no estuvieron mal, si no recuerdo mal la primera por teléfono fue “nos tomamos un café” por supuesto yo me tome una tila. La segunda nada más verme fue “tu que quieres ¿follar?” a lo que yo respondí que sí, por último una serie de frases por ambas partes para después quedar en que lo que tuviera que pasar pasaría.
Después el fin de semana, algún mensaje y el lunes vuelta a empezar, no sabía que contarle y decidí contarle lo que hubiera hecho con el si me hubiese dicho que si. No sé a que hora decidio que si que quería, solo recuerdo que me costo mucho encontrar a una amiga para pedirle las llaves de su piso, lo que si recuerdo es que cuando lo llamé para darle la dirección, me dijo que yo estaba muerta miedo, que me lo notaba en la voz y que solo vendría a tomarse un café, aquí haré un inciso -el café lo prepare, aunque nunca se lo tomó.
Llego antes de la hora acordada, habíamos quedado a las 5 y eran menos 10 cuando llamó a la puerta. Lo primero que dijo fue.- me tomo el café y me voy- como ya he dicho el café no se lo tomó. Lo segundo .-me tengo que ir antes sólo me puedo quedarme hasta las 7.- Yo sólo dije, .- ¿no me vas a besar? Y seguidamente le dije que yo quería…
Nos desnudamos y nos fuimos a la cama, la verdad es que entró a saco, yo llevaba muchos años sin follar y me dolió lo que no esta escrito, por supuesto no dije nada por que eso sólo fue la entrada, al tercer empujón me corrí como pocas veces lo había echo en el primer encuentro con alguien.
A los diez minutos de sexo salvaje se me habían pasado todos mis miedos y todos los nervios, entraba y salía de mí como si lo hubieras hecho toda la vida. Su pene erecto y duro me excitaba cada vez más, cuando lo introducía dentro de mi boca me corría, ¿Qué me estaba pasando? No lo supe entonces y aún ahora me pregunto que me pasó aquella tarde para estar tan cómoda con alguien con quien follaba por primera vez.
Siguió follándome salvajemente, recuerdo que me tomó por detrás y echando todo tu peso sobre mi se movía a un lado y al otro, me dio la vuelta y esta vez por delante, me corrí varias veces pero lo mejor estaba por venir, me pidió un hielo, lo introdujo en un condón y seguidamente en mi coño húmedo y caliente, seguidamente su poya caliente y dura . Noté como el hielo llegaba hasta el tope de mi vagina, enfriando y contrayendo los músculos de la misma a su paso, imagino que el introducir el miembro dentro de mi coño en esas condiciones debe de ser placentero, ahora bien puedo asegurar que los mejores orgasmos los tengo con el hielo dentro de mi.
Me coloqué encima de él pero al revés, mirando sus pies ¡que pies! Introduje uno de tus dedos del pie en mi boca mientras tú me empujabas hacia delante y hacia atrás.
Volvimos a la posición inicial el encima y yo debajo, no paró ni un momento, si me metía su poya en la boca el introducía los dedos dentro de mi coño, si era su poya la que tenía dentro de mi coño me comía los pezones como nunca me los han comido, ¡que tarde!.
Acabó introduciendo su poya dentro de mi culo, pero este no se abrió, no esta acostumbrado a algo tan ancho (el tamaño importa, pero no por la largura si no por la anchura) con lo que decidió correrse en mi coño.
Se duchó y estuvo un ratito conmigo, entonces no se atrevió a decirme que no le gustaba que le besara, y se fue
Al día siguiente yo estaba baldada, agujetas hasta en el carnet de identidad.